El Gobierno autonómico impulsa una nueva asignatura para aspectos de la Unión Europea que ya se estudian, mientras arrastra graves carencias en el conocimiento de la propia Cantabria.
Miguel Ángel Revilla anunciaba recientemente la creación de una nueva asignatura sobre la Unión Europea, sorprendiendo a la comunidad educativa con una oferta improvisada que nunca se había puesto sobre la mesa, siquiera aparecía en su programa y sólo existe en la Comunidad de Madrid, cuyo pésimo modelo educativo neoliberal parecen intentar imitar en Cantabria. La Consejería, demostrando una vez más carecer de nada parecido a un proyecto educativo propio, asumía la necesidad de una enseñanza que ya se imparte mediante el currículo de nuestros colegios e institutos, en su versión histórica, geográfica, económica y política.
Esta realidad, al parecer desconocida por estos responsables políticos, contrasta con los graves déficits que arrastramos en lo que respecta al estudio de nuestro contexto más próximo. El Observatorio de Patrimonio de la Universidad de Cantabria advirtió ya hace unos años de la ausencia de contenidos propios en nuestros planes educativos, y de que el futuro para el patrimonio autóctono es malo «si no formamos y sensibilizamos a los jóvenes», porque «cuando algo no se conoce, no se valora». La reciente creación de una asignatura optativa en 3º de ESO, escasamente ofertada y cursada, no enmienda el déficit de contenidos que deben ser conocidos por todo el alumnado, pues son fundamentales para construir el aprendizaje desde aquello con lo que se está familiarizado. Difícilmente se pueden comprender procesos universales sin dominar también los locales.
Es cierto que “conocer y valorar el patrimonio histórico, natural y cultural, y las tradiciones de la Comunidad Autónoma de Cantabria, y contribuir a su conservación, difusión y mejora” aparece como un objetivo transversal, pero lo cierto es que su cumplimiento hoy en día queda en un simple enunciado retórico, encomendado al voluntarismo del profesorado, que tiene que superar distintos obstáculos responsabilidad de la Administración.
El pasado curso, en un encuentro con varias asociaciones culturales de Cantabria, el STEC recogió varias demandas al respecto:
- Ampliar la oferta de formación pública docente en cursos y plazas.
- Incorporar contenidos cántabros al currículo, en materias que carecen de ellos.
- Instar a las editoriales a adaptar los materiales al currículo vigente, pues algunas siquiera elaboran ya una separata para los pocos contenidos propios que tenemos, limitándose a facilitar un CD o simplemente a reutilizar materiales generalistas.
- Generar convenios y paquetes para facilitar las salidas extraescolares a un alumnado que actualmente tiene que pagar, por visitar instalaciones públicas de su tierra, tasas de turista.
- Aprovechar el Día Internacional del Patrimonio (16 de noviembre) y algún aniversario (23 de enero Manuel Llano, 14 de marzo Matilde de la Torre) para impulsar el conocimiento y la sensibilización con nuestro patrimonio histórico, natural y cultural.
El STEC trasladará estas demandas a la Consejería de Educación, en manos del Partido Regionalista de Cantabria, en el momento en el que se aborde la adaptación de los currículos a la nueva ley educativa.
En Cantabria, a 22 de diciembre de 2020
Secretariado del STEC