Desde el STEC solamente podemos criticar la desastrosa actuación de la Consejería en todo lo relativo a la gestión de las plazas del programa PROA+. Es cierto que en los retrasos de la adjudicación de estas plazas ha intervenido, y tiene una parte de responsabilidad, otra administración como es el Ministerio de Educación; pero eso no le resta un ápice de culpa a la administración educativa autonómica, que ha llevado este asunto de forma desastrosa.
En primer lugar, la Consejería ha sido incapaz de buscar un sistema que dote de un mínimo de estabilidad al programa PROA+. Nuestra demanda inicial ha sido que, dada la especificidad del programa, y el hecho de que se plantee en un horizonte temporal de más de un curso escolar, lo lógico hubiese sido ofertar primero estas plazas al personal funcionario de carrera para cubrirlas en régimen de comisión de servicios durante toda la duración del PROA+.
En segundo lugar, y una vez que impusieron su criterio de que las plazas del PROA+ iban a ser cubiertas solo por personal interino, el proceso se ha ido convirtiendo en un cúmulo de despropósitos. El principal ha sido la mezcla de los retrasos con ir dosificando una serie de informaciones (algunas además incorrectas) sobre la naturaleza y la adjudicación de estas plazas; lo que ha generado expectativas infundadas entre los diferentes colectivos de personas interinas. El 21 de septiembre se conocieron los centros seleccionados para este programa, a primeros de octubre se dijo que se iban a adjudicar en ese mes y que se trataba de plazas solo de media jornada, pero con nombramiento hasta 31 de agosto. La Consejería no aclaró desde qué lista, de vacantes o sustituciones, se iban a cubrir. La “inminente” adjudicación en el mes de octubre se fue demorando cada vez más, lo que produjo el efecto pernicioso de que muchas personas se han ido retrayendo de solicitar otras vacantes o sustituciones en los actos de adjudicación, a la espera de la publicación definitiva de las plazas del PROA+. Ahora, acabamos de ver que se adjudicarán a partir del 11 de noviembre, desde la lista de vacantes, pero ni todas se van a ofertar ahora, ni todas serán de media jornada.
Nada de esto se hubiese producido si los responsables de este desaguisado hubiesen negociado con las organizaciones sindicales todo lo relativo al desarrollo del programa y la cobertura de estas plazas. Como en toda negociación, hubiésemos llegado o no a algún tipo de acuerdo, al menos habríamos podido aclarar desde el comienzo de curso la duración de los nombramientos, el tipo de plaza, la lista de interinidad desde la que se iban a cubrir, el tipo de jornada y la fecha o fechas exactas de su definitiva adjudicación. Así no se habrían generado falsas expectativas entre diferentes colectivos de personal interino que ahora, desgraciadamente, se han visto alteradas. Un desastre de gestión del que alguien, y muy especialmente la Dirección General de Innovación, debería hacerse responsable.