El Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza de Cantabria (STEC), mayoritario en el sector de la enseñanza pública, se opondrá por todos los medios y en todos los foros al modelo de calendario escolar que, por la fuerza, acaba de implantar la consejera Marina Lombó. Desde el STEC, lamentamos el autoritarismo con el que en este tema se ha conducido la consejera de Educación, imponiendo el modelo tradicional de calendario frente al pedagógico que había disfrutado Cantabria durante los últimos cuatro años, y que había convertido a nuestra Comunidad Autónoma en un referente en el mundo educativo a nivel estatal y más cercano a modelos europeos, como el francés.
En efecto, la manera impositiva con la que la consejera ha conducido la negociación de este asunto del calendario, ha supuesto la ruptura de los consensos que la comunidad educativa había ido construyendo, durante tiempo y con mucho esfuerzo, en el seno de foros de diálogo, como por ejemplo el Consejo Escolar de Cantabria. La filosofía de desvincular el calendario de todo tipo de festividades y de articularlo de manera equilibrada en base a cinco bimestres de similar duración adaptados a los ritmos de aprendizaje y descanso del alumnado, era ampliamente aceptada por todos aquellos sectores que actuamos en el ámbito educativo. Tanto es así que esta filosofía formaba parte del Acuerdo por la Educación de Cantabria que se firmó unánimemente en mayo de 2017 en el Consejo Escolar, y que hace ahora dos años aprobaron también todos los grupos políticos (incluido el regionalista) presentes en el Parlamento autonómico. Ahora, con la vuelta al modelo tradicional de calendario, la consejera Lombó ha dinamitado todos los consensos; solamente, alguna voz proveniente de los sectores más conservadores de la enseñanza privada confesional ha dicho algo bueno de esta contrarreforma.
Desde el STEC, queremos hacer hincapié en la nefasta propuesta que ha aprobado la Consejería para el curso próximo. La obsesión de Lombó de adecuar el calendario a las festividades religiosas hace que se venga abajo la estructura bimestral hasta tal punto que el último bimestre del año, cuando el alumnado más cansado está, se extenderá durante 52 días, el doble de tiempo que otros bimestres intermedios que duran entre 25 y 30 días. Tampoco se mantiene el modelo de descansos pautados entre bimestres de al menos una semana, con lo que, por ejemplo, el descanso tras el tercer bimestre se reduce a tres días lectivos teniendo que volver a las aulas un jueves. En definitiva, un despropósito organizativo y pedagógico que pone de manifiesto, a nuestro juicio, que esta Consejería no tiene ningún proyecto para la educación de Cantabria.
En el STEC lamentamos que el desconocimiento del mundo educativo y los prejuicios ideológicos de la consejera Lombó hayan pesado más a la hora de apostar por un calendario tradicional, en lugar de continuar con el modelo basado en el rigor educativo y los planteamientos pedagógicos. A nuestra organización le resulta paradójico el hecho de que sea precisamente una consejera regionalista la que se haya cargado un modelo de calendario que hacía de Cantabria un referente en este terreno y, en definitiva, que nos aleje de los modelos de modernidad y progreso que intentaban colocar a nuestra Comunidad Autónoma en un plano de igualdad con otros países europeos más desarrollados desde el punto de vista educativo y social.
Por todos estos motivos, el STEC no va a aceptar esta decisión de la Consejería y va a seguir luchando, con todos los medios a su alcance y en todas las instancias, por recuperar el modelo de calendario escolar basado en criterios pedagógicos, que tan buenos resultados había dado en nuestra Comunidad Autónoma durante los últimos cuatro años.
Secretariado del STEC
En Cantabria, a 19 de junio de 2020.