El martes se suspendía la Mesa Sectorial en la que la Consejería iba a imponer los cambios legales necesarios para suprimir las jornadas reducidas de junio y septiembre, a la espera de la normativa básica que el Ministerio va a modificar en breve. Concretamente el real Decreto-ley 14/2012 que pronto se derogará, y en el que se basaba la Consejería para imponer su modelo de jornada completa en el comienzo y final de curso. Parecía que empezaba a haber un poco de racionalidad y se abría una puerta para retomar la negociación.
Hoy, mientras la ministra en su comparecencia en la comisión de Educación del Congreso, anunciaba, entre otras cosas, la reversión del dichoso Real Decreto-ley; la directora general de Innovación y Centros Educativos volvía a dar una vuelta de tuerca más al conflicto declarando en una emisora de radio que no se iba a negociar nada y que la decisión estaba tomada: van a imponer su calendario con jornadas completas aunque el Ministerio derogue el Real Decreto… todo ello en ausencia del consejero que continúa con su periplo por tierras africanas.
Francamente, los cambios de postura, las contradicciones, los desmentidos de un día para otro, los giros dramáticos que han ido dando al devenir de esta historia; han superado nuestra capacidad de asombro. Esta Consejería es una auténtica locura, muy parecida al camarote de los hermanos Marx.